Uno de los principios de la caza ética es buscar la máxima eficiencia terminal, para abatir la pieza con el menor sufrimiento posible. Para lograrlo no basta con “pegarle”, es primordial colocar el disparo en la zona de los órganos vitales, (algo que todo cazador debe conocer antes de tomar un arma) y utilizar un calibre con su munición adecuada para cobrar de forma rápida y eficaz al animal que esperamos, en este caso, el jabalí.
El Escenario
La caza a la espera, o apostados, nos permite (mayormente – no siempre) disparar a distancias que conocemos (entre los 40 y 80 metros las más frecuentes), prepararnos con calma, contar con algún tipo de apoyo, controlar la respiración y elegir cuidadosamente el momento y punto de impacto del disparo. Algo que no siempre ocurre en recechos u otras modalidades más dinámicas.
La selección del calibre y de la punta es un aspecto central de la caza en general, aunque cuando cazamos apostados la elección correcta de ambos se vuelve todavía más evidente.
La importancia de elegir bien la punta
A lo largo de los años he escuchado innumerables debates sobre cuál es “el mejor calibre para jabalíes”, pero la realidad va mucho más allá del número estampado en el culote de la vaina, también depende de la punta que lleva delante. Un excelente calibre combinado con una punta inadecuada puede terminar en animales malheridos y/o piezas perdidas.
El calibre pone el marco y por supuesto es importante, pero solemos discutirlo mucho más que a la punta. Sin embargo, quien finalmente trabaja dentro del animal es el proyectil, y su elección merece el mismo cuidado que la del calibre.
Posibles variables
-El tamaño del animal
Uno de los aspectos más subestimados en la caza de jabalíes es la enorme diferencia que existe entre los distintos tamaños de animales. No es lo mismo disparar a un lechón de 30kg. que a un macho viejo de 100kg. o más.
Aquí aparece un primer punto crucial. El comportamiento de un mismo proyectil está directamente condicionado por el peso y la estructura del animal.
Cuando esa relación se ignora o desconoce, aparecen los comunes problemas:
Puntas demasiado blandas para jabalíes pesados:
Tienden a expandirse o fragmentarse de forma prematura al impactar sobre el escudo, esa capa endurecida de grasa, tejido fibroso y cartílago que se desarrolla sobre los hombros y se extiende a lo largo de buena parte de la caja torácica de los machos adultos, o sobre hueso. Esto reduce drásticamente la penetración y, muchas veces, impide que el proyectil alcance los órganos vitales con la energía suficiente como para producir un desenlace rápido y letal.
Puntas excesivamente duras para animales livianos:
En jabalíes jóvenes o de menor porte, estos proyectiles suelen expandir poco o nada, conservando un perfil muy estrecho durante casi todo su recorrido. El resultado son impactos que muchas veces atraviesan por completo al animal, con un canal de herida relativamente angosto, escasa transferencia de energía a los órganos vitales y una mayor probabilidad de que el jabalí recorra muchos metros antes de caer o directamente lo perdamos. En estos casos, incluso con un tiro bien colocado, el rastro de sangre puede ser pobre y la cobro de la presa, mucho más complicada.
-La velocidad de impacto
Cuando hablamos de qué hace una punta dentro del jabalí, la velocidad con la que llega al animal es tan importante como su diseño y su peso. No es lo mismo una punta pensada para trabajar a velocidades moderadas que otra diseñada para soportar impactos muy rápidos, y tampoco se comportan igual a cuarenta metros que a ciento cincuenta.
En esta modalidad, donde las distancias suelen ser cortas, muchos calibres medianos y rápidos siguen entregando una velocidad de impacto muy alta. Esto tiene varias consecuencias.
Puntas blandas a alta velocidad
En calibres rápidos, una punta tradicional de plomo blando puede llegar al jabalí todavía muy “lanzada”. Si impacta en el escudo o en el hueso del hombro, corre el riesgo de abrirse de manera violenta, perder mucho peso e incluso fragmentarse. El resultado es un canal de herida muy superficial y poca penetración real hacia la zona vital, algo especialmente problemático en padrillos pesados.
Puntas de expansión controlada a corta distancia
Las puntas de expansión controlada, suelen bancarse mejor estos impactos rápidos. Mantienen más peso, deforman sin desarmarse y siguen avanzando en línea. Por eso, con jabalíes grandes y distancias cortas, muchas veces conviene priorizar proyectiles que estén diseñados para trabajar bien a altas velocidades de impacto.
Cada punta tiene su rango
Más allá de marcas y modelos, todas las puntas de caza mayor están pensadas para funcionar dentro de un rango de velocidad. Por encima de ese rango tienden a abrir demasiado o romperse; por debajo, pueden expandir poco o nada.
-La distancia de tiro
La distancia de tiro completa el cuadro que empezamos a trazar al hablar de velocidad de impacto. La velocidad de impacto no es constante, cae a medida que la bala avanza, y eso ocurre siempre, con cualquier calibre. Por eso no es lo mismo tirar apostado a cuarenta metros que a ciento veinte o ciento cincuenta, incluso usando la misma munición.
En la caza de jabalíes apostados se dan, a grandes rasgos, tres escenarios típicos.
Tiros muy cortos (aprox. 20–50 metros)
En este rango, la bala llega casi a velocidad de boca, pero cualquier debilidad de la punta se nota mucho más.
Es el escenario más exigente para las puntas blandas en jabalíes pesados.
Tiros medios (aprox. 50–100 metros)
Probablemente el rango más frecuente.
La caída del proyectil empieza a ser un factor.
La velocidad se ha reducido respecto de la boca del cañón, pero sigue siendo muy alta. En un .308 Win con puntas de 180 grains, la pérdida típica entre la boca y las 100 yardas (cerca de los 100 metros) ronda el 5–10 %, por lo que la punta todavía trabaja en un régimen de impacto muy enérgico. *
La mayoría de las puntas de caza mayor de calidad suelen trabajar muy bien en este rango si están bien elegidas para el calibre y el tamaño del animal.
* Basado en tablas balísticas de fabricantes de munición para .308 Winchester con proyectiles de 180 grains, por ejemplo:
– Remington Core-Lokt .308 Win 180 gr SP (2620 fps en boca, 2393 fps a 100 yardas).
– Federal Power-Shok .308 Win 180 gr JSP (2570 fps en boca, 2345 fps a 100 yardas).
Tiros largos (aprox. 100–150 metros)
En escenarios más abiertos, como aguadas grandes o claros amplios, es habitual que el jabalí entre algo más lejos y que el disparo se presente entre los 100 y los 150 metros. No es una distancia extrema para un rifle de caza mayor, pero sí marca un cambio respecto de los tiros típicos de 40–80 metros. Ahora la velocidad de impacto es sensiblemente menor. La bala ya recorrió un buen tramo y perdió una porción importante de su velocidad inicial. Sigue siendo letal, pero la punta ya no trabaja en el mismo régimen de impacto que a corta distancia.
No hay datos puntuales de los fabricantes que antes mencionamos en cuanto a la velocidad del proyectil a 150 metros/yardas, por lo tanto, interpolaremos entre los datos que declaran a 100 y 200 yardas. De ese modo, la velocidad a ciento cincuenta yardas para estas dos cargas se ubica aproximadamente entre 2280 y 2240 fps, aunque se trata de valores estimados y no de cifras oficiales.
Si comparamos estos valores con las velocidades de boca declaradas (2620 fps para la Remington Core-Lokt y 2570 fps para la Federal Power-Shok, ambas en 180 grains), vemos que a 150 yardas la bala ha perdido en el orden del 13 % de su velocidad inicial. Como la energía depende del cuadrado de la velocidad, esa caída se traduce en aproximadamente un 25 % menos de energía respecto del disparo a la boca del cañón.
En términos prácticos, la punta ya no impacta sobre el animal con la misma intensidad que a 40 o 50 metros, pero sigue trabajando en un régimen claramente letal para un jabalí adulto. En puntas muy duras o pensadas para animales pesados, esa pérdida de velocidad puede hacer que la expansión sea algo más moderada, sobre todo en jabalíes livianos o si el impacto no encuentra hueso. En cambio, en puntas más blandas o de construcción tradicional, esta caída de velocidad suele jugar a favor, porque reduce el riesgo de una apertura demasiado brusca o una fragmentación excesiva al pegar en la paleta o en el escudo.
Continúa.