Como reproductores estacionales, las variaciones en el clima y la duración del día influyen, entre otras, en la temporada de apareamiento.
Luego de un anestro anovulatorio estacional de primavera y verano, con el acortamiento de los días, se inician los ciclos ovulatorios, marcando el comienzo de una nueva estación. (Asher, 1989).
Una vez que el fotoperíodo se está acortando y la hembra está en buena condición física, comienza a producir ovulaciones cada 19 días aproximadamente (García et al., 2003).