Mayormente, comienza a moverse al atardecer, que es cuando sale tímidamente de su refugio donde permaneció descansando y al resguardo la mayor parte del día. Se trasladará en busca de agua y comida, lo que puede extenderse durante toda la noche e incluso las primeras horas del amanecer.
Aunque puede cambiar estas costumbres cuando es acechado o se encuentra amenazado por la presencia del hombre o depredadores, haciéndolo un animal de hábitos más nocturnos que crepusculares.
Los rebaños más grandes tienden a estar a la intemperie y esto es un indicador de que se sienten más seguros en grupos, ya que de esta forma son menos propensos a ser molestado por los depredadores. Además de esta forma pueden socializar. (Escós y Alados, 1992; Costa y Saenz de Buruaga, 1994; Lazo et al.,1994)