Su tasa metabólica se incrementa en verano comparada con la de invierno (Silver et al., 1979)
Los machos adultos particularmente tienden a perder peso en otoño y mantenerse en invierno (Suttie and Corson, 1991)
Todos los ciervos, y en particular los machos adultos intactos, deponen cantidades importantes de músculo y grasa durante primavera y verano, y la movilizan en otoño.
La «brama» le cuesta al macho casi el 85% de su reserva grasa y una sustancial proporción de tejido muscular. En primavera comienza un rápido crecimiento primando la deposición de proteína en masa muscular. En el verano se reponen las reservas grasas y aumenta también el contenido de agua en los tejidos (Drew, 1985).
El incremento en la concentración en plasma del factor de crecimiento 1 insulino-semejante (ILGF1) que ocurre en primavera, producido por el hígado en respuesta a la somatotrofina (GH), se corresponde con el aumento del apetito y ganancia de peso de primavera y verano. El pico en la concentración sanguínea de ILGF1 coincide con el pico de crecimiento corporal y de asta blanda o «velvet» (Suttie et al., 1989). Resultados de varias experiencias (Suttie et al., 1991) sugieren que el efecto del fotoperíodo sobre el crecimiento se ejerce promoviendo cambios en ILGF1 (Suttie et al., 1991) vía melatonina. Se relacionan así el fotoperíodo con el crecimiento a través de melatonina y factores de crecimiento. La información disponible en la actualidad sugiere que ILGF1 es el factor de crecimiento que estimula el desarrollo de la cornamenta afelpada con efectos directos como promotor del crecimiento del cartílago (Suttie et al., 1991).