Estamos frente a un grave problema y seguimos mirando hacia el otro lado… Todos sabemos que una gran parte de la sociedad ha cambiado su óptica de ver muchas de nuestras actividades e interfiere constantemente, (aunque desde un costado que desconoce) sobre nuestra cultura tradicionalista, y esto nos lleva a recibir ataques, denuncias y prohibiciones cada vez con más frecuencia. ¿Y nuestros legisladores? – Ellos bailan por un voto…
Desde mi punto de vista, gran parte de la responsabilidad de que esto suceda, es nuestra, no somos solidarios, mucho menos unidos y solo actuamos cuando nos tocan, pero hay veces que ya puede ser tarde … Cazadores, criadores, jinetes, etc., etc., etc. Hace tiempo sufrimos estos embates e increíblemente todavía no estamos trabajando en conjunto, demostrando en números, cuantos somos, cuántas familias viven, comen y dan trabajo con todo lo que estos pseudo ecologistas, consideran dañino y/o hasta ilegal, también es fundamental que podamos demostrar que somos, en primer lugar, gente de bien, y los principales ecologistas, proteccionistas, amantes de nuestros animales y todo lo que ello conlleva.
Es hora de ser escuchados, tenemos “el derecho” a ser escuchados, para así poder demostrar, con los argumentos suficientes, que la caza es importante, entre otras cosas, para la preservación de las especies. Demostrarles así también que las prohibiciones mal fundadas, solo llevan la actividad, a las sombras de la marginalidad.
Necesitamos mesas de diálogo y trabajo, donde colaborar y ayudar a fundar leyes que preserven y protejan nuestra fauna. Deben entender también que las prohibiciones de este tipo, afectan no solo las costumbres de mucha gente, sino también sus principales fuentes de trabajo.
Somos muchos más que todas estas corrientes de pseudo ecologistas o mal llamados proteccionistas juntas, pero no lo estamos demostrando y es otro fundamental motivo que les damos a los políticos para que crean que esta tendencia –verde- los va a salvar en votos.
La única forma de lograr revertir esta situación es unir todas estas actividades que se ven afectadas y poner blanco sobre negro, traer a la discusión información científica, datos reales, demostrar, por ejemplo, que las especies exóticas generan daños ecológicos irreversibles, que las razas caninas tienen una función y fueron seleccionados por siglos para eso, y sobre todo que prohibir no resuelve el problema, solo lo agrava, y un ejemplo que podemos citar, son las carreras de galgos, ahora se hacen igual que antes, pero sin control… ¿O alguien cree que las personas van a dejar de hacer las cosas que aman?
Si logran prohibir actividades como la jineteada o la caza, solo por nombrar algunas, el efecto va a ser devastador y muy contrario del que buscan, por ej. un reservado de jineteada terminará en algún frigorífico, porque no tiene otro destino; los jabalíes o ciervos axis serán una plaga aún mayor y más asiduamente se verán accidentes automovilísticos en nuestras rutas con consecuencias fatales, debido a este tipo de animales.
Aquellos que nos tildan de delincuentes y buscan prohibir nuestras costumbres ancestrales nos juzgan sin aceptar diversidad de pensamiento, esto es insólito, pero repito, la responsabilidad es nuestra, somos ovejas…
Mi nombre es Ernesto Crescenti, soy ante todo amante de los animales, ecologista, criador de Dogo Argentino, cazador, juez canino, ingeniero agrónomo y productor agropecuario. Lamentablemente, todas mis actividades y mi forma de vida, se ven amenazadas por esta tendencia mal llamada proteccionista que no solo no protege nada, sino que lleva a la extinción de muchas de ellas. Formo parte de la UNIÓN FEDERAL POR NUESTRAS TRADICIONES Y COSTUMBRES, asociación que se creó para trabajar mancomunados, todos aquellos que, de una u otra forma, nos sentimos hartos de ser perseguidos y hasta denigrados por hipócritas que juzgan desde el desconocimiento. Si sos cazador, criador de perros, caballos, handler, jockey, domador, folclorista o desarrollas cualquier actividad que se vea afectada por esta corriente prohibitiva, sumate, soló así sabrán cuantos somos.
Ernesto Crescenti.