El Ciervo Rojo argentino es, para mí, el libro más importante de la literatura cinegética argentina; agregaría que es imprescindible en la biblioteca de todo cazador deportivo argentino interesado en conocer esta noble y antigua especie cinegética, su historia en nuestro país y la historia de la caza deportiva en Argentina.
Múltiples razones confluyen a ello; podríamos mencionar la importancia de la especie dentro de la historia de la caza deportiva en el mundo; su trascendencia como impulsora de la actividad cinegética en nuestro país y, por supuesto, la calidad literaria y científica con la cual el autor, Juan Campomar, desarrolla el texto, enriquecido con su gran experiencia cinegética.
Jean Eblé inicia con el ciervo su libro “La Caza en Europa” de esta forma: “… Era preciso dar comienzo a la obra con este magnífico animal, pieza regia entre todas las piezas de caza europeas…ninguno tan majestuoso… Su arrogante aspecto y su soberbia cuerna le han valido, en todas las épocas, un escogido lugar en las aficiones humanas”.
El ciervo colorado es una especie emblemática de la caza deportiva. Entre las especies cinegéticas actuales (junto al jabalí y, probablemente al león), es una de las que más tiempo se ha cazado en modalidad deportiva contribuyendo, paradójicamente, a su éxito como especie (de hecho, todos los ciervos colorados que hoy existen en Argentina descienden de un puñado que fueron traídos exclusivamente para actividad cinegética). Su belleza, su majestuosidad y su codiciada cornamenta han generado pasiones inigualables.
El impacto que su llegada a Argentina generó fue extraordinario. Su presencia en nuestro país constituyó el puntapié inicial para la génesis de la caza deportiva nacional. Su gran valor histórico como pieza sublime dentro de la ancestral caza deportiva europea facilitó el nacimiento en Argentina de la caza como modalidad deportiva con las características tradicionales de Europa, que luego se amplió a las otras especies cinegéticas – autóctonas y foráneas-. “Con Luro los argentinos comenzamos a cazar a la “europea”, desde ese momento la bola y el lazo quedan colgados en la cumbrera del rancho y algunos argentinos, fusil en mano, comienzan a aprender lo que es el acecho y el rececho, de ahí nacerá más tarde la afición por las armas de caza que tanto entusiasmo fervoroso ha levantado en estos últimos tiempos”, dice Campomar en el libro.
Luego de Luro y el ciervo colorado, vendrían Hohmann, Maura, Anchorena, Vogel, los hermanos Nores Martínez y, paralelamente con ellos, la edición de libros de caza locales, publicaciones periódicas de caza en formato revista, las armerías y, por supuesto, el nacimiento de clubes de caza, muchos actualmente vigentes. Por lo tanto y resumiendo podríamos decir que el ciervo colorado promovió el inicio de la caza deportiva al estilo europeo con la consiguiente formación de una cultura cinegética que, con altibajos, continúa hasta nuestros días.
Juan Campomar realiza en “El Ciervo Rojo Argentino” una excelente descripción de la especie, pero haciendo especialmente hincapié en lo anteriormente mencionado: la importancia de la misma dentro del mundo de la caza deportiva y su impacto en nuestro país desde el punto de vista cinegético, reafirmando y consolidando la existencia de una cultura cinegética propia, acorde a su historia y su presente; y lo hace con gran habilidad, logrando un libro que abarca toda esta temática en forma exhaustiva y a la vez amena, apto para cualquier lector: científico o profano en biología, cazador o no cazador.
No imagino una persona más adecuada que Juan para esta tarea. Posee una formación universitaria que le ha aportado un conocimiento científico invalorable; y una prolongada actividad cinegética que le ha dado mucha experiencia de campo, con innumerables horas de observación de la especie in vivo (en los dos ámbitos geográficos donde se desarrolló y se caza en nuestro país: La Pampa y la cordillera andina). También un alto nivel cultural, que le permite perspectivas amplias con dominio de múltiples áreas relacionadas al Cervus Elaphus. Y, por último, una amenidad y facilidad para trasmitir conceptos, con esa combinación mágica y difícil de hallar compuesta por claridad y simpleza, que solo poseen los verdaderos eruditos.
Existe en la literatura cinegética argentina solo un antecedente de un libro dedicado el Cervus Elaphus; se trata del libro “El Ciervo Colorado” de Esteban Lyka, autor que analizaremos más adelante, editado en 1962. Este libro es el primero escrito sobre el ciervo colorado en nuestro país. Cuarenta y tres años pasaron hasta la edición del libro “El Ciervo Rojo Argentino”.
Era evidente la existencia de un vacío literario inexplicable en la literatura cinegética nacional en cuanto al ciervo colorado en Argentina y su caza, teniendo en cuenta la dilatada existencia de la caza deportiva en nuestro país y una correspondiente cultura cinegética bien establecida y actualmente vigorosa.
“El Ciervo Rojo Argentino” vino a llenar ese vacío literario; proporcionándonos una excelente descripción de nuestra pieza emblemática, y reforzando esa cultura cinegética nacional que, habiendo nacido con vigor originariamente, se encontraba adormecida pero latente.
El Libro
La primera edición de “El Ciervo Rojo Argentino” se editó en 2005; posteriormente se edita una segunda edición revisada y ampliada en el año 2012.
Una mirada descuidada de la portada sugiere un libro dedicado al ciervo rojo. Sin embargo, la lectura atenta del título de cuatro palabras anuncia sin rodeos que se abordará una temática sobre la cual poco había escrito. Es claro que el autor se propone escribir sobre una variante del ciervo colorado única, creada en La Pampa, por grandes visionarios; cincelada por el medio ambiente donde hoy habita y lo cazamos: el caldenal pampeano y la cordillera andina. Dos ámbitos geográficos absolutamente distintos, dos modalidades de caza totalmente diferentes y dos variantes fenotípicas del mismo ciervo argentino.
Por supuesto es un libro escrito para cazadores y el autor lo aclara desde el principio; pero no lo hace de forma excluyente. Más aún, Campomar logra un texto ameno y apto para cualquier interesado en conocer la especie y su historia en nuestro país; de ninguna manera es un texto sobrecargado de información cinegética. Pero habiendo sido escrito deliberadamente para cazadores, es importante advertir que el nivel del texto pone en evaluación y exigencia al lector cazador, ya que es necesario un mínimo de conocimiento óptimo y gran experiencia en el campo para poder disfrutar plenamente y sacarle al máximo el jugo a la narrativa de Juan, que se explaya con soltura en todas las áreas; desde la evolución de los cérvidos, su biología, su etología, hasta las dificultades para su caza en cada ámbito geográfico donde habita en nuestro país; siguiendo con la descripción detallada de esas zonas, la historia de sus introductores, y la nueva realidad de la caza comercial y la genética que utilizan los actuales criaderos.
Todo esto lo hace Juan muy a su manera: matizando el texto con pinceladas de reflexiones personales, que siempre enriquecen el texto.
En fin, agregaría que este libro no es meramente una descripción de una especie de caza; vino a revalorizar a nuestro ciervo rojo y relanzar no solo la cultura cinegética argentina, sino los principios mismos de la caza deportiva tal como se inició aquí, con el Cervus Elaphus.
Vayamos al análisis del libro.
El autor divide el libro en dos partes. Y aquí comienza lo interesante. La primera parte destinada a la descripción del ciervo colorado como especie y la segunda, ya claramente más enfocada a la actividad cinegética, en la cual describe todo lo relacionado a su caza y su historia en Argentina, reivindicando a los personajes que intervinieron en esa idea maravillosa que nos legaron, y hoy podemos disfrutar. Finalmente brinda un panorama futuro respecto a la influencia de la caza comercial de la especie y el consiguiente desarrollo de líneas genéticas y criaderos de primera línea en nuestro país.
Primera parte
En la primera parte del libro, Juan desarrolla el estudio de este majestuoso animal de una forma novedosa. Luego de un indispensable capítulo dedicado al origen y a la evolución del ciervo, comienza la descripción dividiendo la especie en dos clases: la hembra y su cría, y el macho. Con esta llamativa clasificación Juan detalla minuciosamente todos los aspectos fisiológicos y sociales de ambas clases. Son igualmente importantes los capítulos dedicados a la interacción entre el “imprescindible reloj interno” del ciervo y el medio ambiente, analizando la neurobiología del animal (su sistema nervioso –receptor- y los mecanismos biológicos que disparan su estimulación) y los múltiples estímulos que el medio ambiente produce (sistema emisor), con una clara y accesible descripción de los dos foto períodos o calendarios climáticos -días largos y días cortos- que, a través del sistema neuroendocrino y sus reacciones fisiológicas, determinan las conductas del ciervo. De la misma manera, son igualmente interesantes y exhaustivos los capítulos dedicados al comportamiento individual y social del ciervo colorado y su lenguaje corporal; por último, y tal vez los más leídos por los cazadores, los dedicados al período de celo que corresponde al momento cinegético por excelencia de esta especie –la brama- y todo lo relacionado a la cornamenta del mismo –el ansiado trofeo-. Cierra esta primera parte el capítulo “La base genética y nutricional de la cornamenta” que, en mi caso particular, fue el más releído y subrayado, remarcando mi interés personal pero también su valiosísima, extensa y bien desarrollada información del tema.
El lector finaliza esta primera parte del libro, que podríamos llamar la más científica ya que es la dedicada a la biología del mismo, complacido y estimulado por continuar con la segunda, más cercana a las expectativas del lector cazador. Es muy destacable que Campomar logra atrapar con un texto que, a priori, genera reticencia al lector profano (cuando lee en el índice palabras como sociobiología, evolución, reloj interno o base genética). Es así como queda en evidencia la habilidad del escritor, que los desarrolla de forma rigurosa pero amena, logrando mantener el interés en la lectura en forma permanente, y maravillándonos con esta descripción de gran nivel científico pero accesible para cualquier lector.
Se lo permite su vasto conocimiento, resultado de estudio –muchas horas de lectura- y experiencia –muchas horas de campo-; es decir, la mejor combinación para llegar a tener gran dominio de un tema. Juan es, por supuesto y por encima de todo, cazador; y los cazadores tenemos una forma distinta de ver y entender la naturaleza.
Segunda parte
En la segunda parte del libro Campomar dedica cuatro capítulos a la descripción de los dos ámbitos geográficos donde el ciervo se desarrolló y donde hoy lo cazamos: La Pampa y la Patagonia, con su correspondiente capítulo dedicado al tipo de caza en cada uno de ellos. Recomiendo especialmente esta sección.
Comienza con el capítulo “Fisonomía general de La Pampa” regalándonos un texto que aconsejo leer a cualquier cazador que proyecte una salida de caza en mi provincia. Describe su historia, pasando por la geología y por supuesto la geografía, con descripciones del clima y la flora pampeana. Tal vez pocos sepan que Juan es pampeano por adopción y por afecto; conoce La Pampa profunda desde hace muchos años; conoce bien la historia del lugar y sus habitantes; la historia del ciervo y sus iniciales cazadores. Haciendo gala de sus conocimientos de historia, comienza el capítulo con una síntesis histórica de La Pampa y, aprovechando la oportunidad da rienda libre a otra de sus pasiones: la antropología; Campomar, desarrollando la historia de La Pampa, nos brinda una descripción del gaucho y del indio que, además de floridas y certeras, están matizadas con reflexiones personales, siempre tan ilustrativas y generadoras de reflexión: “Aprendí personalmente muchas cosas de esa cultura cazando con ellos –los gauchos- muchos años y además, porque el destino me llevó a vivir en los mismos escenarios donde se desarrolló esa guerra tan particular y tan poco conocida por muchos argentinos”. Leer estos capítulos es rememorar, para mí, esas maravillosas y extensas tertulias de sobremesas con Juan, que tanto enriquecieron mis conocimientos y mi vida en general. Finaliza el capítulo correspondiente a “La Caza del Ciervo Rojo en el Caldenal” de esta forma: “Cazar el cardenal es una experiencia digna de ser experimentada tenga en cuenta que, para ello, el agreste monte pampeano pone el escenario y el ciervo rojo la motivación, usted hace el resto. Aprenda a disfrutarlo”.
De la misma forma lo hace con el capítulo “Breve Descripción de La Patagonia”, ámbito cordillerano de nuestro elaphus, desarrollando una descripción geográfica muy clara y precisa, escrita en relación a la modalidad de caza necesaria para el ciervo cordillerano; así mismo, y como hizo con el capítulo correspondiente a La Pampa, nos brinda una entretenida narración histórica de la zona. Este capítulo es seguido del correspondiente a la caza en ese entorno que, al igual que el realizado para el cardenal pampeano, son un deleite para los cazadores.
Complementan esta segunda parte los capítulos más cinegéticos relacionados a las armas y calibres adecuados, impacto con el indispensable análisis anatómico de la presa y caza fotográfica. En el capítulo “Cotos y Criaderos” analiza el presente y el futuro de la caza del ciervo colorado en Argentina, con comentarios del autor que invitan a reflexionar: “Opino que la crianza en criaderos es una oportunidad única para mejorar la alicaída calidad de las cabezas silvestres. Por esa razón debemos apoyar totalmente el esfuerzo que se realiza dentro de los mismos. El esfuerzo que se hace es técnicamente irreprochable, pero como dije recién, una cosa es la técnica y otra muy distinta es la ética y en esto todo depende de la decisión del cazador”.
Cierra la segunda parte con un capítulo dedicado a homenajear a los pioneros de la caza deportiva en nuestro país; a aquellos que debemos todo lo que hoy tenemos y disfrutamos. Otorgo gran importancia a este tema. Estimo este reconocimiento no solamente justo, sino indispensable para proteger nuestras especies, nuestra actividad y nuestros valores. Conocer la historia ayudará a valorizar y proteger a nuestro ciervo colorado. Considero que el libro “El Ciervo Rojo Argentino” de Juan Campomar, contribuye inmensamente a este fin.
Conclusión
Recomiendo la lectura del libro a todos los cazadores que quieran cazar un ciervo colorado en Argentina. A los cazadores lectores, que no es rara esa combinación, les repito mis palabras iniciales: lo considero un libro indispensable en sus bibliotecas cinegéticas. Si se midiera la importancia de un libro por la cantidad de veces que se ha releído o vuelto a abrir para repasar algún tema puntual, diría que, en mi caso, el libro de Juan es el más importante de mi biblioteca de caza. Sin dudas el más subrayado y, esto es muy personal, uno de los que me merece más estima, ya que mi admiración y afecto por el autor son enormes.
Juan Campomar es para mí un referente clave de la caza deportiva nacional; un guía intelectual y moral para los cazadores deportivos argentinos. Sus conceptos, escritos u opiniones, independientemente de la temática, trasudan conocimiento, historia, valores y ética, constituyendo un faro indispensable para que el resto no perdamos el verdadero rumbo.