Prólogo al volumen 2

"Hacia una moral cinegética"

Por Eber Gómez Berrade

En un gran honor personal prologar el tercer libro dedicado a la caza deportiva del Dr. Marcelo Vassia. No solo por la confianza y la amistad con que me halaga, sino por el desafío que sus escritos provocan, invitando al lector a reflexionar sobre lo que, a mi modo de ver, son los pilares fundamentales de la actividad venatoria: la tradición, la cultura y la moral.
En este segundo volumen de “HACIA UNA MORAL CINEGÉTICA”, Vassia se explaya elocuentemente en un tema que lo apasiona, esta vez no ya como traductor ni exégeta de FLAVIO ARRIANO, sino como historiador de la caza en su propia Provincia.
Así es como ha plasmado al inicio de su obra, sus conocimientos sobre las actividades de PEDRO LURO y ANTONIO MAURA en la introducción de especies de fauna silvestre en la Provincia de La Pampa. Con este viaje al pasado, -intentando descubrir las características de la cacería en SAN HUBERTO-, Vassia Nos guía en un viaje coherente, que va desde las andanzas de aquellos pioneros a los que les debemos las bramas de Marzo y la re significación de a Luna Llena, hasta la llegada del dogo Argentino y la caza de pluma que enriquecieron la oferta cinegética provincial.
Luego de este panorama histórico se detiene un momento en el análisis conceptual del trofeo de caza, intentando dilucidar lo que esto significa para el cazador deportista en la época moderna.
Por último, culmina su periplo, invitando al lector a reflexionar sobre la gravedad del problema de la caza furtiva, especialmente en territorio pampeano, arriesgando una posible solución a este flagelo.
En este sentido, la obra debe ser considerada como un continuo imbricado de historia y reflexión, que apunta no solo a esclarecer e informar sobre algunos hechos históricos concretos, sino también a formar la génesis de lo que el autor denomina una moral cinegética.
Vassia no es solo un apasionado cazador, sino también un gran lector, un curioso investigador y un riguroso historiador. Su amor por La Pampa, por la filosofía clásica y por la naturaleza, hace que las opiniones personales vertidas en su obra, estén bien fundadas y sean además, cautivantes para el lector desprevenido.
Debo advertir a ese lector en especial, el desprevenido, que algunas de esas opiniones son cuanto menos arriesgadas. Claro que no es mi intención aquí adelantar lo que se irá descubriendo al avanzar en la lectura. Pero si se me permite una licencia, me gustaría detenerme en dos conceptos clave, con los que Vassia hace pie para la construcción de su teoría.
En primer lugar, la idea de la escases de piezas como esencia de la caza. Idea vertida por el gran filósofo español José Ortega Y Gasset, en su ya mítico prólogo al libro “VEINTE AÑOS DE CAZA MAYOR”, escrito por el CONDE de YEBES.
El filósofo plantea allí una paradoja, que es el hecho de, que en el UNIVERSO se cace supone que hay y ha habido siempre poca caza. En otras palabras, es caza, porque hay pocos animales. Por el contrario, si existiera abundancia, no habría caza sino simplemente captura.
Hasta aquí, uno no puede estar de acuerdo con Ortega. Sin embargo, esta inocente reflexión lleva dentro un presente griego, como aquel caballo de madera que le permitió a Aquiles alcanzar la inmortalidad en las calles de Troya: la idea un tanto incómoda, – en especial en los tiempos que corren, de que la caza, al ser escasa, debe ser disfrutada por toda una minoría privilegiada.
Vassia abona esa opinión de la elite cazadora, y la fundamenta desde la lógica pura y dura, por supuesto, lejos del esnobismo de lo políticamente correcto que impera en nuestros días. La minoría a la que hace referencia es necesariamente la minoría cultivada y respetuosa de la ley. Por cultivada quiere significar a aquel que es poseedor de una cultura específica necesaria para el disfrute, la ejecución y la protección tanto de la actividad en sí, como del recurso que consume, que son nada menos que el medio ambiente y las especies silvestres que lo habitan.
Este concepto de minoría, es el mismo que se aplica a aquello que puede pilotear aviones, realizar cirugías, o construir edificios. Una minoría de personas sin ningún tipo de condicionantes previos, más que la propia vocación y el esfuerzo, a los que luego de un tiempo de estudio y preparación adecuada, se les permite ejercer su actividad con una certificación habilitante.
De la misma manera y enfocándose en La Pampa, el autor aboga por una comunidad de cazadores responsables, respetuosa de la ley, con preparación y conocimientos específicos, y con férreos valores éticos. Una minoría, que esté condicionada, no por su clase social o nivel económico, sino por su vocación cultura cinegética y respeto absoluto a las leyes. Una minoría que no solo acceda al disfrute y privilegio de la caza, sino que garantice además su continuidad para las generaciones venideras.
El segundo concepto expresado en este libro, que quisiera destacar, es el de la construcción de la moral cinegética. Llamativamente Vassia no habla de ética sino de moral. Sin ánimos de entrar en disquisiciones semánticas, digamos que lo que plantea va más allá de la reflexión individual que propone la ética, sino que avanza hasta el universo práctico que propone la moral. Solo así-afirma-, con valores morales, la caza puede ser deportiva.

Hacia una moral cinegética By Marcelo Vassia