Pertenece a la familia Elapidae lo que la hace pariente directa de la cobra, la mamba y la serpiente marina.
Su veneno es neurotóxico y progresa desde el sitio donde se registró la mordedura, con un desenlace letal en caso de no recibir el tratamiento adecuado lo antes posible.
Sus síntomas son:
-Parpados caídos y visión doble.
-Hormigueo y entumecimiento de miembros.
-Parálisis flácida generalizada.
La muerte se produce por parálisis de los músculos respiratorios.
No tiene la agresividad de sus parientes directos, es tímida y huidiza, por lo que son poco frecuente las mordeduras en el ser humano, esto puede suceder en caso de pisarla o por querer tomarla o manipularla.
Entre sus principales características podemos referir su cuerpo fino y cilíndrico, su cabeza no sobresale de este y sus pupilas son redondas.
A diferencia de otras serpientes venenosas, su reproducción es ovípara, las crías nacen midiendo 15-20 cm (aprox.) luego de una gestación de 12 semanas.
De hábitos crepusculares, suele ser solitaria y mayormente tiene su madriguera en cuevas subterráneas.
De adultos alcanzan una longitud de entre 0.60 y 1 m.
Patrón de diseño y coloración: Se caracteriza por sus vivos y fuertes colores (predominando el rojo) que forman anillos completos (no se cortan en su vientre) en la siguiente secuencia: rojo-negro-blanco-negro-blanco- negro-rojo.
La encontramos en las Provincias de Jujuy, Salta, Formosa, Chaco, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba, La Rioja, San Juan, San Luis, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Río Negro.