El ciervo colorado o ciervo rojo (Cervus Elaphus) es una de las especies cinegéticas más codiciadas por cazadores de todo el mundo. Argentina alberga una población significativa de estos animales, convirtiéndose en uno de los destinos preferidos a nivel global.
Este majestuoso animal despierta una profunda pasión entre los cazadores locales, que, mucho antes del inicio del celo y la esperada brama, viven con ansiedad la llegada de la temporada. Un fervor que trasciende fronteras, pero que, sin duda, tiene una marca distintiva en el alma del cazador argentino.
Esto se puede atribuir, en parte, a la dificultad que implica cazar a este majestuoso ciervo, a su exquisita carne y, por supuesto, a su extraordinaria cornamenta.
La preparación comienza llamando a amigos, cotos, organizaciones de caza, o lo que tengamos de referencia, para asegurarnos una fecha y en lo posible dentro de ese espectáculo al que llamamos BRAMA.
Muchos cazadores entrenan durante meses en gimnasios, mientras que otros optan por actividades como caminar o escalar, poniendo a prueba su resistencia para estar en la mejor forma y poder afrontar jornadas que suelen ser extenuantes.
No se puede pasar por alto que la fascinación por la caza del ciervo colorado no solo alimenta la pasión de quienes practican esta actividad, sino que también genera un impacto positivo en las economías regionales, gracias al turismo cinegético que atrae, tanto a nivel nacional como internacional.

El ciervo colorado o ciervo rojo (Cervus Elaphus) es una de las especies cinegéticas más codiciadas por cazadores de todo el mundo. Argentina alberga una población significativa de estos animales, convirtiéndose en uno de los destinos preferidos a nivel global.
Este majestuoso animal despierta una profunda pasión entre los cazadores locales, que, mucho antes del inicio del celo y la esperada brama, viven con ansiedad la llegada de la temporada. Un fervor que trasciende fronteras, pero que, sin duda, tiene una marca distintiva en el alma del cazador argentino.
Esto se puede atribuir, en parte, a la dificultad que implica cazar a este majestuoso ciervo, a su exquisita carne y, por supuesto, a su extraordinaria cornamenta.
La preparación comienza llamando a amigos, cotos, organizaciones de caza, o lo que tengamos de referencia, para asegurarnos una fecha y en lo posible dentro de ese espectáculo al que llamamos BRAMA.
Muchos cazadores entrenan durante meses en gimnasios, mientras que otros optan por actividades como caminar o escalar, poniendo a prueba su resistencia para estar en la mejor forma y poder afrontar jornadas que suelen ser extenuantes.
No se puede pasar por alto que la fascinación por la caza del ciervo colorado no solo alimenta la pasión de quienes practican esta actividad, sino que también genera un impacto positivo en las economías regionales, gracias al turismo cinegético que atrae, tanto a nivel nacional como internacional.